Domingo, 11 de noviembre. 21:35h de la noche. En el estadio Ciudad de Valencia se enfrentaban el Levante y el Real Madrid. Llevaban 5 minutos de partido cuando en una de las múltiples acciones que se produjeron durante el encuentro, el jugador del Levante David Navarro propinó un codazo a Cristiano Ronaldo que le supuso la rotura de su párpado izquierdo. El jugador portugués tuvo que ser atendido en la banda y posteriormente, en el descanso del partido, el técnico José Mourinho se vio en la obligación de sustituirlo al perder la visión de ambos ojos debido al golpe que recibió. Aun así, habiendo perdido ya la visión de uno de los ojos y en una demostración de absoluta profesionalidad y entrega como sólo él sabe hacer, consiguió marcar el gol que ponía por delante a su equipo en el marcador. Otros jugadores habrían pedido el cambio inmediatamente (no merece el Balón de Oro ¿verdad?). Y mientras tanto, Navarro salió impune de esa acción, porque el colegiado no llegó ni a señalar la falta, a pesar de encontrarse muy cerca el linier.
Todo esto viene para introducir un tema del cual se lleva mucho tiempo hablando y que con lo que ocurrió en este partido merece volver a ser comentado, y es el tema del famoso doble rasero con el que se miden unas jugadas y otras según el jugador o el equipo que se encuentre involucrado en las mismas. Me parece lamentable que jugadores como David Navarro puedan campar a sus anchas por un terreno de juego y que otros, como podría ser Pepe, estén continuamente vigilados y que desde algunos sectores se llegue a pedir hasta la inhabilitación de por vida para estos jugadores en cuanto realizan una entrada más o menos dura. Y de esto tienen la culpa muchos. No sólo los árbitros, que son sin duda los que deben cortar esas acciones de raiz con una expulsión inmediata, sino también determinados sectores mediáticos (televisión, prensa, y más en concreto periodistas), que se dedican a crear mala fama de algunos jugadores con el único fin de desestabilizarlos y de echarle a los aficionados rivales encima, y que hasta incluso tapan las agresiones que realizan algunos jugadores con acciones polémicas en las que se ven involucrados los jugadores a los que he hecho referencia anteriormente, haciendo en algunos momentos más grande la polémica de lo que realmente es.
Lo que también parece es que hay gente que no sabe distinguir entre dureza y agresión. Dureza es, por ejemplo, la manera en la que entran Xabi Alonso o Sergio Ramos. Estos jugadores no realizan entradas agresivas, sino duras. Agresión es lo que cometen jugadores como David Navarro, su compañero Ballesteros, Dani Alves, o el propio Pepe (aunque no siempre, es un jugador que se ha visto involucrado en muchas situaciones polémicas pero se le han atribuido más agresiones de las que realmente ha realizado). Hay que reconocer que hay muchos partidos de fútbol en los que tienes que actuar de forma dura, con contundencia, porque si entras blando te pisan y no consigues nada, es decir, hay que moverse en el límite entre la contundencia y la mala idea, pero nunca sin traspasarlo.
Y, por otro lado, que no quería terminar esta entrada sin hacer una mención al respecto, hay personas que intentan justificar algunas acciones mientras otros tratan de denunciarlas. Es el caso del periodista Lluís Mascaró, reconocido culé. Ayer, en el Sálvame Deluxe de Intereconomía, el programa Punto Pelota, los periodistas Tomás Roncero y Alfredo Duro, ambos madridistas, pedían que el codazo de David Navarro a Cristiano fuera denunciado, y al señor Mascaró (si es que se le puede llamar señor) no se le ocurrió otra cosa que decir que "le parecía irónico que pidieran una denuncia para Navarro cuando el Real Madrid es el club más cerdo del fútbol español", en un acto de total cinismo culé. Pues alguien debería recordarle al señor Mascaró que no fue un jugador del Madrid el que le propinó un puñetazo al jugador del Celta Jonathan Vila la semana pasada, sino que fue Messi, ni tampoco fue un jugador blanco el que estuvo a punto de retirar del fútbol a Toni Moral cuando jugaba en el Racing de Santander, sino que fue Dani Alves. Vamos, la hipocresía al poder. Que vemos la paja en el ojo ajeno pero no en el propio, lamentable.
Pues eso, que esto del doble rasero está maleducando a algunos futbolistas, que se creen que se pueden ir por los campos de fútbol partiendo párpados y rompiendo piernas cada vez que les apetezca. Estas agresiones, como la que sufrió Cristiano el pasado domingo, deben ser erradicadas, sin excepción, y su erradicación pasa por medir todas las acciones de este tipo por igual. No es de recibo que unos jugadores sean inmediatamente expulsados del terreno de juego y que a otros se les permita la estancia en el mismo hasta el final del partido. Con esto soy consciente de que no voy a conseguir que Navarro sea sancionado por su codazo, pero si nos unimos y empezamos a denunciar todas estas acciones, es bastante más probable que para la próxima vez estos jugadores sean sancionados como se merecen.